En una noche que prometía ser tranquila, la calma del barrio de La Soledad en Palma se vio interrumpida por un espectáculo poco habitual. Todo comenzó cuando un español de 64 años, cuyo nombre no ha trascendido, decidió que no podía dejar pasar por alto la falta de pago de una deuda. ¿Y qué hizo? Pues salir a la calle con un disco metálico, una barra y una piedra en mano, listo para desquitarse.
La ira descontrolada
A las 2 de la madrugada del Jueves Santo, este hombre se convirtió en un verdadero torbellino. Empezó a golpear coches aparcados y aquellos que pasaban cerca, como si cada golpe fuera un grito de desesperación ante la traición de quien debería haberle devuelto el dinero. Los testigos, sorprendidos y asustados, llamaron a la Policía Nacional. Y ahí fue donde los agentes llegaron justo a tiempo para detener esta locura antes de que fuera aún peor.
Al final, los daños fueron significativos: tres vehículos afectados y hasta varias papeleras arrasadas. Uno de los coches sufrió lo peor: su luna trasera quedó hecha añicos. Un recordatorio claro de cómo una pequeña deuda puede desencadenar reacciones imprevisibles y destructivas en cualquier momento.