El pasado 15 de junio, una noche que prometía ser tranquila se tornó en un caos en la Soledat, Palma. Todo sucedió frente a un bar donde un hombre, ahora detenido por la Policía Nacional, decidió resolver sus diferencias con un destornillador, como si fuera lo más normal del mundo.
Los problemas comenzaron cuando este individuo se acercó a un grupo de amigos que disfrutaban de su velada en la terraza. Sin el más mínimo respeto, se llevó una silla y, tras ser recriminado por ello, optó por irse a su coche. Pero no volvió solo: regresó armado con esa herramienta mortal. Aquí es donde todo se descontrola. La tensión subió cuando comenzó a hacer gestos amenazantes hacia uno de los chicos del grupo.
Un intento de asesinato en medio de risas y cervezas
La víctima, que estaba allí disfrutando con sus seres queridos, intentó calmar las aguas. Pero lo que ocurrió después fue un ataque directo: el agresor le gritó que iba a matarlo y lanzó el destornillador hacia él. Afortunadamente, el chico logró esquivar una primera puñalada dirigida a su cuello, pero no pudo evitar que le golpearan la mejilla con tal fuerza que le rompió dos dientes.
¿Qué nos está pasando? Nos encontramos ante situaciones cada vez más alarmantes donde la violencia parece convertirse en la respuesta fácil. Tras el ataque, la víctima fue llevada al hospital para recibir atención médica y ahora estamos todos preguntándonos cómo puede haber llegado hasta aquí esta barbaridad.