En el corazón de nuestra cultura, cada lengua es un ecosistema que respira. Pero cuando una lengua empieza a desvanecerse, todo lo que la rodea tiembla. Así lo siente la Organización Cultural Balear, que recientemente nos ha dejado claro que el Tribunal Constitucional no ha dado luz verde para eliminar el uso del catalán en la sanidad pública. ¿De verdad queremos un sistema donde nuestra lengua deje de ser parte de la atención sanitaria?
Un cambio necesario
Por otro lado, la situación es alarmante: el Constitucional ha decidido que ya no es obligatorio hablar catalán si quieres trabajar en este sector esencial. El Defensor del Paciente ha alzado su voz y le ha dicho al Gobierno: «La salud está por encima del idioma». Pero ¿acaso no podemos tener ambas cosas? La educación, por su parte, también está en el centro de esta batalla, con un listado de colegios que recibirán más recursos para garantizar una enseñanza inclusiva.
No podemos olvidar cómo las decisiones políticas pueden afectar a nuestras raíces culturales. En medio de todo esto, surge la pregunta: ¿realmente queremos tirar a la basura nuestro patrimonio lingüístico? Necesitamos reflexionar y actuar antes de que sea demasiado tarde.