Era una tarde cualquiera en Palma, pero lo que ocurrió el pasado martes fue más que un simple incidente. Una mujer de 55 años y nacionalidad peruana desató el caos al volante, causando un accidente tras otro, como si todo estuviera permitido. Al parecer, ella pensó que las normas eran solo sugerencias. Mientras los vecinos la miraban incrédulos, su conducción en dirección contraria no tardó en acabar con un choque contra otro coche. Pero en lugar de detenerse, decidió acelerar y arrasar con todo lo que se le cruzara por delante.
Un intento de fuga descontrolado
En total, hasta ocho vehículos quedaron dañados por su frenético intento de escapar. Los vecinos, preocupados y asustados, actuaron rápido; le quitaron las llaves del coche para evitar que siguiera su camino destructivo. Pero la reacción de la mujer fue tan sorprendente como violenta: mordió a uno de ellos cuando este intentó ayudarla. Por suerte, no quiso presentar denuncia.
Cuando llegaron los agentes de la Policía Local, se encontraron con una escena surrealista: ella dentro del coche mostrando evidentes signos de embriaguez. Al someterla a la prueba de alcoholemia, los resultados hablaron por sí mismos: ¡1,10 mg/l! Cuadruplicando el límite legal. Y aún así se negaba a realizar otra prueba.
La situación se tornó tensa rápidamente; no contenta con haber causado un estruendo en medio de la calle, empezó a agredir a los policías que intentaban sacarla del vehículo. Patadas y manotazos volaron mientras profería insultos y hasta se desnudaba parcialmente en un intento desesperado por escapar de su realidad. Finalmente pudieron reducirla tras una lucha que parecía sacada de una película.
Así es como esta mujer terminó detenida por atentado a agentes de la autoridad y otros delitos relacionados con la seguridad vial. Tras ser llevada ante el juez y después del revuelo generado ese día, su coche fue retirado al depósito municipal mientras todos nos preguntamos cómo alguien puede llegar a ese punto.