En la provincia de Qingdao, China, se ha inaugurado un bar que no es solo un lugar para disfrutar de una buena cerveza, sino una auténtica experiencia digna de los más intrépidos. Aquí, en el Qingdao Beer Exchange, los precios de las cervezas fluctúan como si estuviéramos en plena bolsa de Wall Street. ¿Te imaginas? En vez de acciones, lo que sube y baja son tus bebidas favoritas.
Un juego emocionante con cada trago
Con 30 grifos que ofrecen diez tipos distintos de cervezas —desde las clásicas hasta las más exóticas con sabores a cereza o maracuyá— aquí no hay tiempo para aburrirse. Si uno se anima a pedir una cerveza en particular, su precio se dispara, mientras que las demás ven cómo sus costes caen. Todo está diseñado al detalle: en lugar del típico menú estático, enormes pantallas muestran en tiempo real cómo va el mercado cervecero. Las subidas aparecen marcadas en rojo y las bajadas en azul, creando un ambiente vibrante y lleno de adrenalina.
Claro está, no todo vale; hay límites para evitar que la situación se descontrole. Los precios solo pueden variar un 10% al día y regresan a su estado original al cierre del local. Pero cada semana, dependiendo del rendimiento del negocio, esos precios base pueden ajustarse temporalmente hasta un 20%. “Es muy sencillo pero emocionante: tomas un vaso, escaneas un código QR y te sirves tu bebida mientras observas cómo cambia el mercado”, explica Li Chao, el creador detrás de esta innovadora idea.
La inspiración le vino tras ver cómo triunfaban las máquinas expendedoras en el país; así que decidió darle una vuelta más divertida a ese concepto. Desde su apertura en mayo, este bar ha atraído a más de 10 000 visitantes diarios y ha vendido más de 1.2 millones de mililitros ¡de cerveza! Un verdadero éxito que muestra que la mezcla entre diversión e innovación siempre da buenos resultados.