La noche prometía ser intensa y así fue. El festival Alma Occident se llevó a cabo en el Parque Tierno Galván, un espacio que vibraba con las melodías de dos grupos muy diferentes: Dorian y Miranda!. La vocalista de Miranda!, Juliana Gattas, compartía su entusiasmo horas antes del evento, diciendo: «Venimos con calor y ganas», mientras que el sol apretaba fuerte sobre Madrid. Enfrentarse a casi diez mil almas bajo temperaturas que superaban los cuarenta grados era sin duda un reto, pero la pasión por la música lo hacía todo posible.
Un viaje entre contrastes musicales
Dorian llegó al escenario con letras cargadas de melancolía, esas que invitan a la reflexión y nos hacen mirar hacia adentro. Marc Gili, su vocalista, sabe bien cómo conectar con el público aunque sea en silencio; su música habla de experiencias profundas como la lucha contra la depresión. En cambio, Miranda! es pura energía explosiva, una banda que invita a todos a dejarse llevar por el ritmo y disfrutar cada momento. Y aunque no hubo una actuación conjunta de ambos grupos durante la velada, esa conexión flotaba en el ambiente tras su reciente colaboración en Materia Oscura.
A medida que avanzaba la noche, el público iba llegando poco a poco. Había desde trillizas argentinas hasta antiguos vendedores de discos que transmitieron su amor por la música a sus hijos. Entre los seguidores de Dorian había un aire más reflexivo y menos festivo. A diferencia de ellos, Ale Sergi y Juliana Gattas interactuaban constantemente con sus fans; señalando al público e involucrándolos en cada acorde.
Dorian abrió el festival hablando sobre temas cruciales como las drogas y la salud mental. “Qué pena da tener que seguir reivindicando la libertad para amar”, decía Gili mientras los integrantes de Miranda! aparecían tras bambalinas mostrando su apoyo mutuo. Al finalizar su set, Gili bajó del escenario para acercarse aún más al público y recordarles sus compromisos sociales.
Luego vino Miranda!, con un espectáculo lleno de energía donde cada canción hacía saltar al auditorio. Con nuevo material bajo el brazo -su álbum «Nuevo Hotel Miranda!» recién lanzado-, desplegaron un repertorio repleto de hits irresistibles como Perfecta o Enamorada. La euforia era palpable mientras todos coreaban juntos “Qué suerte que nunca me fui”. Sin embargo, al final del show quedó esa sensación extraña; todos querían más. Quizá ese cierre perfecto habría sido reunir a ambas bandas sobre el escenario para culminar una velada inolvidable.