En una jornada marcada por la ilusión y la responsabilidad, Marián Mouriño, presidenta del Celta de Vigo, ha compartido sus reflexiones sobre el futuro del club tras la Junta General de Accionistas. Con un presupuesto que, según ella, es el más alto en la historia del equipo, reconoce que gestionar estas cifras no es tarea fácil. «Esto refleja la ilusión de nuestra gente, del celtismo», afirma con esperanza.
Retos en el horizonte
Aunque hay expectativas de crecimiento, Mouriño también se enfrenta a una realidad complicada. La venta de futbolistas en junio será crucial para evitar que las cuentas se descontrolen. Asegura que no espera que las ventas alcancen los 32 millones este año y subraya que reducir gastos es fundamental para mejorar el ejercicio económico. Pero aquí viene lo complicado: «No es momento de reducir plantilla sino de mantener el bloque», sentencia con firmeza.
Y cuando hablamos de renovaciones como la de Mingueza, todo se convierte en un verdadero rompecabezas donde hay que cuadrar piezas entre finanzas y decisiones deportivas. Mientras tanto, mira al mercado invernal con cautela: «No hay fichas disponibles», dice claramente. Las prioridades son mantener a todos los jugadores y competir al máximo sin desmontar nada.
A pesar de las dificultades para fichajes como Fer López —un canterano querido— Mouriño deja claro que siempre tendrán las puertas abiertas para quienes deseen regresar. Sin embargo, la decisión está fuera de sus manos; dependerá del jugador y su actual club.
El mensaje está claro: aunque el camino puede parecer espinoso, la intención es firme: mantenerse unidos, seguir luchando y continuar construyendo juntos lo que significa ser parte del Celta. En este juego, cada jugada cuenta y cada decisión tiene su peso.

