El 2 de diciembre en Madrid, la noticia ha sacudido las redes y los corazones. En un rincón de Cisjordania, cerca del asentamiento de Ateret, un palestino ha perdido la vida a manos del Ejército israelí tras un apuñalamiento que dejó a dos militares heridos. La situación es crítica y aún no hay claridad sobre quién asumirá la responsabilidad de estos actos.
Un día más de violencia
Los paramédicos del servicio de emergencias Magen David Adom, conocidos por su inquebrantable labor, atendieron rápidamente a los soldados heridos en la zona. El ejército confirmó que eran miembros de sus filas. Todo comenzó cuando las fuerzas se dirigieron al lugar siguiendo informes sobre un “sospechoso” en el área. Durante el registro, el sospechoso atacó con un cuchillo. Los soldados reaccionaron disparando y acabaron con su vida.
Este trágico episodio llega horas después de otro enfrentamiento donde las tropas israelíes mataron a un adolescente palestino que había intentado embestir con su vehículo a uno de sus militares en Hebrón. La violencia no da tregua; las autoridades han desatado una operación para dar caza al autor del ataque anterior, quien logró escapar inicialmente.
No podemos ignorar que desde el 7 de octubre, tras los ataques perpetrados por Hamás y otras facciones palestinas contra Israel, más de mil palestinos han muerto en Cisjordania debido a acciones tanto del ejército como de colonos radicales. Y lo más inquietante es que este número ya era alarmante antes incluso del conflicto actual; se registraron cifras históricas desde hace dos décadas.

