Imagina la escena: 225 kilómetros recorridos, el sudor en la frente y una emoción que va más allá de cualquier meta. Así fue como Cintia Rodríguez, ex gimnasta internacional y apasionada del ciclismo, se bajó de su bicicleta tras participar en la Mallorca 312. Pero lo que no podía prever era que ese momento sería inolvidable por otra razón.
Una sorpresa que emociona
Allí estaba su pareja, Marcos, con un brillo especial en los ojos y un anillo en la mano. En medio de familiares, amigos y ciclistas que compartieron esa jornada intensa, él decidió hacer una petición que dejaría huella. Con el corazón latiendo fuerte, se arrodilló y le preguntó si quería pasar el resto de su vida a su lado. La respuesta de Cintia fue un ‘sí’ rotundo, entre lágrimas y risas contagiosas. Este gesto no solo celebraba el amor entre ellos, sino también la pasión por el ciclismo que les une.
Cintia ha sido siempre una luchadora; antes de enamorarse del deporte sobre dos ruedas, brillaba en el mundo de la gimnasia artística con el equipo Xelska y el CTEIB. Y ahora aquí estaba, cruzando una nueva meta en su vida personal justo al terminar esta emocionante marcha cicloturista. Un momento para recordar siempre.