La tarde del martes, la Policía Nacional detuvo a un joven de 27 años en la plaza de Miquel Dolç, y lo que salió de su boca heló la sangre: “Cuando te vea te voy a quemar con gasolina”. La historia detrás de esta amenaza es desgarradora. Vecinos del detenido, que ya tenía antecedentes por violencia, relataron que no era la primera vez que su pareja sufría sus ataques. ¡Qué triste realidad! En ocasiones anteriores, él había llegado incluso a amenazarla con hacerle daño.
Un día normal que se tornó violento
Los hechos tuvieron lugar el lunes por la mañana, cuando varios residentes del barrio alertaron a las autoridades sobre un hombre golpeando a una mujer en plena calle. Al llegar al lugar, las patrullas subieron las escaleras del edificio donde sucedía todo; pero al no escuchar nada sospechoso, decidieron salir. Sin embargo, los gritos desgarradores hicieron eco y el presunto agresor salió corriendo del inmueble. Con una rapidez aterradora, se metió en un coche y embistió a uno de los policías que trataba de detenerlo. ¿Cómo puede haber tanto desprecio por la vida ajena?
El joven ni siquiera tenía carné y aún así siguió conduciendo como si nada importara. Los agentes se vieron obligados a esquivar el vehículo para evitar ser atropellados mientras uno de ellos disparaba contra las ruedas sin éxito. Con una conducta tan irresponsable, el individuo puso en riesgo no solo su vida sino también la de muchos transeúntes.
Finalmente, tras una intensa persecución que mantuvo en vilo a toda la zona, el agresor fue capturado alrededor de las 18:30 horas en el mismo sitio donde todo comenzó. Es escalofriante saber que hay personas dispuestas a infligir dolor sin remordimientos y más aún cuando se escucha cómo vecinos comentan entre ellos lo habitual que son estos episodios: “No es la primera vez que le pega”, dicen.
A pesar de los graves cargos por malos tratos y atentado contra un agente de autoridad, este joven quedó libre tras pasar por el juzgado número 2 de Violencia sobre la Mujer sin ninguna medida cautelar impuesta. Su pareja optó por no denunciarlo formalmente; quizás el miedo haya ganado esta batalla tan cruel.