El Girona se encuentra en una encrucijada, un momento crítico que podría definir su futuro. De ser el equipo revelación que hace menos de un año deslumbraba en la Champions League, ahora está al borde del abismo, con solo seis jornadas para evitar caer en la Segunda División. La situación es tensa; están a solo tres puntos del Alavés, que marca el descenso, y a cinco del Leganés, su próximo rival el jueves.
Los blanquirrojos no conocen la victoria desde hace diez partidos y las cosas se complican aún más con cuatro derrotas consecutivas. Un panorama desolador: solo han logrado ganar un partido de los trece disputados en esta segunda vuelta, donde sólo el Valladolid ha tenido un rendimiento peor. Una auténtica travesía por el desierto.
Lesiones y más problemas para Míchel
En medio de este caos, las lesiones están haciendo mella en el equipo. Arnau Martínez, una pieza clave para Míchel, sufrió un contratiempo durante el entrenamiento previo al partido contra el Betis. Y por si fuera poco, Abel Ruiz también se vio obligado a dejar su puesto debido a molestias en la pierna izquierda. Todo esto añade más incertidumbre a un equipo que ya está luchando contra sus propios demonios.
Míchel ha hecho varios cambios en la alineación tratando de encontrar una solución efectiva; Miguel Gutiérrez vuelve tras su lesión y Asprilla entra al juego después de algunas ausencias. Pero como él mismo dijo: «Hemos tocado fondo anímicamente». No es momento de buscar excusas; cada detalle cuenta si quieren revertir esta situación crítica.
La afición espera ansiosa que sus jugadores encuentren esa chispa perdida y puedan revertir este rumbo hacia lo desconocido. ¿Logrará el Girona salir adelante o estará destinado a convertirse en otro recuerdo fugaz de la élite del fútbol español?