El Gran Premio de China ha dejado un sabor agridulce para Carlos Sainz. El piloto español logró mejorar su posición, terminando en un 13º lugar, pero la sensación es que podría haber sido mucho más. Tras salir 17º en el Sprint, se esperaba algo diferente en la carrera larga, pero parece que el FW47 sigue guardando secretos que Carlos no logra desentrañar.
La lucha por entender lo inexplicable
“Es difícil entender por qué”, confesaba Sainz con una mezcla de frustración y determinación. Mientras su compañero Albon puntuaba en las dos primeras carreras de 2025, él se sentía perdido en la pista. “Sentí que fui muy rápido durante los test en Bahréin y Abu Dhabi. Me costó muy poco adaptarme al coche”, añadía, casi incrédulo ante lo que estaba viviendo.
Aquella conexión con el coche parece haberse perdido, aunque Carlos asiente al mencionar que Albon pilota un chasis anterior: “Era otro coche, sí, pero debería ser todo igual”. Aun así, mantiene la esperanza: “Esto es solo la segunda carrera de 24. Lo importante no es cómo empieza esto, sino cómo acaba”. Su espíritu combativo queda claro cuando dice: “Vamos a seguir trabajando y mejorando”.
Aunque sus problemas persisten, hay destellos de optimismo. Los cambios de reglaje que propusieron tanto él como Alex parecen haber funcionado bien: “El coche ha respondido como esperábamos”, reconoció Sainz mientras buscaba el lado positivo del fin de semana. Sin embargo, sabe que aún queda mucho camino por recorrer: “Este circuito probablemente sea uno de los peores para nosotros. Necesitamos encontrar el nivel correcto pronto”. La clave está en sentarse con los ingenieros y analizar cada detalle para poder volver a luchar por posiciones más altas.