En una tarde cualquiera del 30 de noviembre, la tranquilidad de la calle General Riera se vio sacudida por un suceso violento que dejó a todos boquiabiertos. Un joven argelino de 24 años decidió soltar un puñetazo sin previo aviso a otro hombre, un vecino de 48 años, dejando a los transeúntes atónitos.
La escena era caótica. Testigos describen cómo intentaban separar a ambos hombres mientras sonaba el eco del grito y el alboroto alrededor. «No había razón, simplemente le dio», comentaba uno de ellos mientras los agentes de la Policía Local llegaban al lugar tras recibir una llamada del 092.
La intervención policial y las secuelas
Una vez allí, los policías encontraron al agredido visiblemente afectado. Una ambulancia tuvo que acudir para atenderlo; el golpe había sido serio y necesitó puntos de sutura en el Hospital Universitari Son Espases. Los testimonios comenzaron a fluir y rápidamente quedó claro quién había sido el autor del ataque.
Los agentes detuvieron al joven después de recabar toda la información necesaria. Este incidente no solo deja huella en las víctimas directas, sino también en todos aquellos que fueron testigos del descontrol momentáneo. ¿Qué está pasando en nuestra comunidad? Este tipo de actos nos hacen cuestionar si realmente estamos cuidando nuestro entorno o si lo estamos tirando a la basura con comportamientos como este.

