Era un día cualquiera en el polígono de Son Castelló, hasta que un hombre decidió que quemar cobre era una buena idea. Lo que comenzó como un experimento personal terminó convirtiéndose en una tragedia para diez coches aparcados. «Estaba quemando cobre y se me fue de las manos», confesó tras ser detenido por la Policía Nacional.
El caos en un instante
El pasado 26 de junio, a eso del mediodía, el fuego estalló en un descampado cerca de la rotonda de Gran Vía Asima, levantando alarmas entre los trabajadores y conductores que pasaban por allí. Las llamas se propagaron rápidamente y seis vehículos quedaron completamente calcinados, dejando a sus dueños sin palabras.
Las patrullas de la Policía Local y los bomberos no tardaron en llegar al lugar, rodeando la zona y luchando contra el incendio durante aproximadamente una hora para evitar que la situación fuera aún más devastadora. Gracias a su rápida intervención, lograron controlar las llamas antes de que alcanzaran más coches.
Una testigo clave emergió del caos; había visto a un hombre encender fuego a unos rastrojos. La policía tomó su declaración y pudo rastrear al sospechoso. Al final, no pasó mucho tiempo antes de que lo arrestaran este viernes al mediodía.
Cuando le preguntaron sobre lo sucedido, el hombre no tuvo reparos en admitir su culpa: «Estaba quemando cobre y se me fue de las manos». Pero esta no era su primera aventura incendiaria; ya había sido identificado por otro incidente similar en mayo. En aquella ocasión también alegó que todo se le descontroló mientras intentaba quemar algo inofensivo. Sin embargo, ¿realmente es seguro jugar con fuego? La respuesta parece clara: nunca deberíamos arriesgarlo todo por unos pocos gramos de cobre.