En una tranquila mañana en Sant Llorenç des Cardassar, la calma se vio interrumpida por un acto que nadie esperaba. Las cámaras del hotel, esas que a veces parecen más un adorno que un sistema de seguridad, grabaron a un hombre de 44 años mientras llevaban a cabo su fechoría. Este individuo no se lo pensó dos veces y entró al complejo tras forzar una puerta, como si fuera el dueño del lugar.
Un robo audaz y planificado
El botín fue nada menos que nueve móviles, dos ordenadores portátiles y una tablet. Todo ello sumaba más de 5.000 euros, una cifra nada despreciable para los propietarios de estos dispositivos. Tras el aviso del director del hotel, la Guardia Civil de Artà no tardó en ponerse manos a la obra. Se inició una investigación casi inmediata.
Los agentes revisaron las grabaciones y pronto identificaron al sospechoso. Y así fue como este ladrón terminó siendo detenido por un delito que parece tan común hoy en día: robo con fuerza en las cosas. Al final, los dispositivos robados fueron recuperados y devueltos a su legítimo dueño. Una historia que deja un sabor amargo pero también nos recuerda la importancia de estar siempre alerta.