En los últimos cinco años, el mar Mediterráneo ha sido testigo de un auténtico desastre ecológico. Sí, hablo de esas 41.000 anclas que se han movido ilegalmente por encima de la posidonia, esa planta marina vital para nuestro ecosistema y que muchos parecen ignorar. Es alarmante, ¿verdad? Cada vez más personas están alzando la voz contra esta situación insostenible.
Un grito de auxilio desde el mar
Aquí no solo estamos hablando de una cuestión ambiental; es un tema que nos toca a todos. Las consecuencias del monocultivo turístico nos están llevando al borde del colapso. La comunidad local está cansada de ver cómo se priorizan los intereses económicos sobre la salud de nuestros mares. No podemos permitir que nuestras aguas se conviertan en un cementerio de anclas mientras la belleza natural se va a pique.
Los vigilantes han hecho un trabajo encomiable tratando de frenar este ataque silencioso, pero parece que la lucha es desigual. ¿Hasta cuándo vamos a seguir mirando hacia otro lado? El tiempo apremia y es hora de actuar antes de que sea demasiado tarde.