¿Quién iba a pensar que encontrar un hogar en Palma se convertiría en una verdadera odisea? Con solo un anuncio exprés, más de 60 personas se lanzaron a la carrera para conseguir un piso. Una competencia feroz que pone de manifiesto la desesperación por encontrar vivienda en la isla, donde cada rincón es codiciado.
La cruda realidad del mercado inmobiliario
Los propietarios, al ver llegar a tantos interesados, no pueden evitar cambiar de expresión. Y si entre ellos aparece alguien con hijab, las reacciones son aún más notorias. A veces parece que el simple hecho de ser diferente ya cuenta como una desventaja. Es triste, pero es lo que hay.
En medio de todo esto, el debate político también está candente. El PP y Vox han rechazado limitar la compra de viviendas por parte de extranjeros en Baleares y Canarias, dejando claro que este tema no les preocupa tanto como deberían. Y mientras tanto, los balearicos seguimos preguntándonos cómo puede ser que nadie haga algo ante esta situación tan insostenible.
No obstante, hay voces críticas que reclaman que el IVA generado por la compraventa debería destinarse a políticas de vivienda efectivas. Así podría empezar a cambiar algo en este monocultivo turístico donde vivir se ha vuelto un lujo para unos pocos.
Parece que el destino nos está jugando una mala pasada: la falta de trabajadores amenaza nuestra temporada turística y los enigmas locales siguen sin respuesta; ¿por qué ninguno de los cuatro relojes del campanario de Manacor marca la misma hora? Son preguntas sin respuesta mientras seguimos intentando resolver nuestra propia crisis habitacional.