Hoy nos despertamos con una noticia que duele en el corazón de muchos: ha fallecido Paquita Tomàs, una de esas cocineras que no solo preparaban platos deliciosos, sino que también tejían historias y recuerdos alrededor de la mesa. Su pasión por la cocina balear era contagiosa y su legado perdurará en cada rincón donde sus recetas fueron compartidas.
Un legado inolvidable
En estos tiempos donde todo parece moverse demasiado rápido, Paquita nos recordaba la importancia de disfrutar de lo simple. Desde su pequeño restaurante, llenó los estómagos y corazones de quienes se acercaban buscando un plato casero, ese que te abraza como un buen amigo. Su habilidad para combinar ingredientes frescos del mercado local con técnicas tradicionales era simplemente mágica.
A medida que nos adentramos en las noticias recientes, es imposible no conectar su historia con el escenario actual: el Consell de Mallorca ha tomado más de 800 casas ilegales en rústica durante ocho años. ¡Vaya locura! ¿Y qué decir sobre los hoteleros? Ellos son los que han disparado los precios mientras discuten con los sindicatos por las subidas salariales. Todo esto ocurre mientras muchos siguen buscando un lugar donde vivir dignamente.
Es triste ver cómo nuestros espacios van cambiando tan radicalmente, pero personas como Paquita nos enseñan a luchar por lo nuestro y valorar lo auténtico. En medio del ruido político y las decisiones cuestionables sobre el futuro del turismo en nuestras islas, su legado sigue siendo un faro. Sigamos disfrutando y defendiendo nuestras tradiciones culinarias, porque al final del día, siempre será la comida quien reúna a las personas.