Es un momento crítico para Palma. Los políticos Prohens y Martínez han decidido mirar hacia otro lado, ignorando las advertencias de los técnicos que claman que la ciudad no tiene suficiente agua para soportar la construcción de 20.000 nuevos pisos. ¡Increíble! ¿Acaso no ven lo que está pasando? En una época donde el cambio climático es innegable y la escasez de recursos se siente cada vez más cercana, parece que algunos prefieren seguir apostando por un monocultivo turístico que amenaza nuestra calidad de vida.
Movilizaciones en defensa del futuro
No solo los expertos están preocupados; la ciudadanía también se ha alzado. Palma y Eivissa se suman a las movilizaciones europeas programadas para el 15 de junio, exigiendo límites al turismo desmedido. Y es que, como bien dice Costa: «Este Gobierno nunca ha negado la saturación». Sin embargo, esto no parece ser suficiente para aquellos que toman decisiones cruciales sobre nuestro hogar.
Mientras tanto, el legado histórico del PSM sigue vivo con la pérdida de Pere Sampol, recordándonos que siempre hay voces valientes dispuestas a luchar por lo justo. Pero ahora nos preguntamos: ¿quién defenderá realmente nuestros recursos si quienes deberían hacerlo son los primeros en darles la espalda? La situación apremia y necesita una respuesta urgente; no podemos permitir que nuestras ciudades se conviertan en meros espejismos turísticos.