La Plaza de Toros de Palma, ese emblemático lugar donde la música ha resonado durante años, se encuentra en el ojo del huracán. El Ajuntament ha decidido ponerle un alto y clausurar todas las actividades tras descubrir que no cumple con las normativas municipales. Esta decisión no llega como una sorpresa para muchos; los vecinos llevan tiempo alzando la voz por el ruido ensordecedor que ha invadido sus vidas.
Conciertos memorables han tenido lugar en este coliseo balear, desde Sergio Dalma hasta Pablo Alborán. Pero lo que debería ser una celebración se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para quienes viven a su alrededor. Recientemente estaba programado un concierto de Xanguito para el 20 de diciembre, pero ahora todo queda en el aire.
Los vecinos ya están cansados
Fuentes del Consistorio han dejado claro que la Patrulla Verde, esa vigilante atenta del cumplimiento normativo, encontró varias deficiencias y no tuvo más remedio que actuar. «Después de los controles realizados», indicaron, «se levantaron actas y se iniciaron procedimientos sancionadores». Y aquí es donde la historia se torna más tensa: la suspensión temporal se mantendrá hasta que se presente un estudio acústico completo y aprobado por los técnicos municipales.
Años atrás, la Associació de Veïns Coliseu ya había expresado su malestar por el escándalo sonoro. Helena Herrera, presidenta de esta comunidad vecinal, recordó cómo otros residentes —como los del Bernabéu— lograron hacer valer sus derechos ante el exceso de ruido. «Si ellos pueden conseguirlo», apuntó con determinación, «nosotros seguiremos su camino». La paciencia está agotada y los palmesanos están dispuestos a luchar por recuperar la tranquilidad perdida.

