En el corazón del barrio palmesano de Son Oliva, la tensión está a flor de piel. Los residentes, cansados y preocupados, han alzado la voz nuevamente ante una situación que parece no tener fin: los okupas de la antigua escoleta están intentando volver a conectarse ilegalmente a la red eléctrica. Esta historia se repite y ya no sorprende, pero sí genera inquietud entre quienes habitan en las cercanías.
Aquí estamos, meses después de un incendio devastador que arrasó el edificio anexo y aún lidiando con las sombras que deja tras de sí. La calle Enric Granados se ha convertido en escenario de un tira y afloja entre los habitantes locales y aquellos que buscan aprovecharse del abandono.
Una lucha constante por la seguridad
Los vecinos han denunciado que los okupas están tratando otra vez de engancharse a la corriente eléctrica para disfrutar del suministro sin pagar ni un céntimo, poniendo en riesgo tanto su seguridad como la de todos. Además, se ha sabido que manipulan incluso el acceso al agua, lo cual añade otro problema más a esta situación ya complicada.
A través del cableado visible desde fuera, los okupas intentan conectarse al interior del edificio; aunque ellos lo nieguen rotundamente. Sin embargo, ¿quién puede creerles? Los residentes son escépticos tras haber vivido el horror del incendio previo. Aunque las investigaciones iniciales parecen indicar que no había relación directa con esas conexiones ilegales, nadie puede quitarse el miedo.
Este drama social continúa enquistándose en Son Oliva. Los vecinos piden a gritos una solución antes de que ocurra algo peor. Es hora de tomar medidas serias antes de que el riesgo se convierta en tragedia.