En un rincón de Mallorca, a escasos metros de uno de los asentamientos más reconocidos para caravanas, una nueva comunidad comienza a florecer. Hablamos de Son Ferragut, donde cada vez son más las personas que optan por vivir sobre ruedas, impulsados por la crisis habitacional que asola nuestra isla. En esta zona, justo al otro lado de la carretera que conecta Son Oliva con las piscinas de Son Hugo, se empieza a notar el crecimiento de este estilo de vida nómada.
La tranquilidad del entorno y la facilidad para aparcar han hecho que muchos busquen refugio aquí. La presencia del polideportivo municipal añade un plus, convirtiendo este lugar en un atractivo indiscutible para aquellos que no encuentran espacio en Son Hugo o simplemente buscan un poco más de comodidad. Las calles de Son Ferragut ahora ven caravanas estacionadas bajo las luces cálidas de las farolas, donde sus habitantes intentan hacer su vida cotidiana.
Una realidad que despierta miradas
La imagen es llamativa y empieza a captar la atención no solo de los residentes locales, sino también de quienes viven en áreas cercanas como Son Oliva o Arxiduc. Aunque aún son pocos los vehículos que han llegado hasta aquí, su presencia marca una tendencia creciente en varios puntos de Palma. Todo esto ocurre en medio de una incertidumbre latente por la nueva ordenanza municipal que planea el Ajuntament de Palma y que podría afectar directamente a estos caravanistas.
A pesar del diálogo abierto entre Cort y los colectivos caravanistas buscando soluciones viables para poder coexistir dignamente en estas circunstancias tan complicadas, lo cierto es que muchos se han visto empujados a esta forma de vida debido a la desesperante situación del mercado inmobiliario en nuestras islas. Y así es como Son Ferragut se convierte poco a poco en un hogar para aquellos valientes dispuestos a desafiar las adversidades.