Este jueves, el presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha decidido dar un golpe sobre la mesa. Ha anunciado que se pondrá en marcha una auditoría externa de las cuentas de su partido y llevará a cabo una reestructuración en la comisión ejecutiva. En sus palabras, deja claro que se siente profundamente dolido por los hechos recientes: «Yo tengo virtudes y derecho, pero siempre he estado comprometido en la lucha contra la corrupción. Me provoca una profunda indignación y tristeza que un partido político se pueda ver afectado por la conducta de unos pocos».
Un momento delicado
Sánchez no ha escatimado en disculpas, reconociendo ante todos que es necesario afrontar esta situación con transparencia. «Hasta esta misma mañana estaba convencido de la integridad de Santos Cerdán», admitió con pesar. Aunque había rumores flotando en el aire, nunca pensó que habría indicios concretos relacionados con el llamado ‘caso Koldo’. Sin embargo, esta mañana todo cambió: aparecieron pruebas graves que llevaron a Sánchez a exigir su dimisión y renuncia al acta. Y aquí viene lo más duro: pidió disculpas porque confió en él.
El líder socialista también dejó claro algo importante: «No existe la corrupción cero». Un recordatorio nada sutil de que todos debemos estar atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor. Además, se mostró dispuesto a colaborar con la Justicia para esclarecer los hechos.
En esta comparecencia realizada en Ferraz, sede del PSOE, fue evidente el peso del momento tras conocerse las acusaciones hacia Cerdán sobre posibles comisiones irregulares relacionadas con adjudicaciones de obras públicas vinculadas al exministro José Luis Ábalos y su antiguo asesor Koldo García. La política no es fácil, pero reconocer errores es parte del camino hacia adelante.