En un giro que ha dejado a muchos boquiabiertos, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado su intención de expulsar a toda la población sin hogar de la capital. Esto lo anunció en su cuenta de Truth Social, justo antes de una rueda de prensa programada para hablar sobre la criminalidad en la ciudad.
“Voy a hacer que nuestra capital sea más hermosa y más segura que nunca”, comentó Trump con esa seguridad característica. Pero sus palabras no se detuvieron ahí; dejó claro que los ciudadanos sin hogar “tendrán que marcharse inmediatamente”. La idea es llevarlos a zonas de acogida lejos de Washington, y eso tiene un tufo bastante polémico.
Un plan controvertido
Mientras tanto, Trump lanzó duras advertencias hacia los delincuentes: “Vosotros no tendréis que ir a ninguna parte, porque vais a acabar en la cárcel, donde os merecéis”. Es evidente que su enfoque va más allá del simple embellecimiento urbano; aquí hay un intento contundente por recuperar el control social. Y como si esto fuera poco, asegura que todo este proceso se llevará a cabo “muy rápidamente, como en la frontera”. ¡Vaya declaración!
No obstante, cabe mencionar que Trump no puede actuar solo en este asunto. Para tener autoridad sobre Washington D.C., necesitaría una ley del Congreso para revocar la Ley de Autonomía de 1973. Esta ley permite a los residentes elegir sus propios líderes locales y decidir sobre sus propias leyes. Aunque tiene el respaldo republicano en ambas cámaras ahora mismo, cambiar las leyes no es tan sencillo.
A pesar de esta limitación legal, ha dejado claro que está dispuesto a tomar las riendas del tema seguridad si puede declarar una emergencia. Sin embargo, cualquier decisión podría ser impugnada ante los tribunales. En junio pasado ya había movilizado efectivos de la Guardia Nacional en California para manejar protestas contra redadas migratorias. Al final del día, esta propuesta suscita muchas preguntas sobre cómo se gestionarán realmente estos planes y quiénes pagarán el precio por ello.