El reciente encuentro en Bruselas ha dejado claro que Estados Unidos no está dispuesto a dejar margen para interpretaciones: todos los miembros de la OTAN deben comprometerse a aumentar su gasto en defensa hasta alcanzar el 5% del PIB. Aunque algunos rumores apuntaban a que España podría tener un trato especial, la realidad es que esto no se aplica.
Este lunes, el embajador estadounidense ante la OTAN, Matthew Whitaker, fue directo al grano. «Gracias al liderazgo del presidente Donald Trump, estamos ante una oportunidad histórica», afirmó. Se refería a este compromiso generalizado como algo crucial para garantizar la seguridad de todos los aliados. Whitaker dejó claro que cada nación debe demostrar avances significativos en sus presupuestos anuales.
Una senda difícil y exigente
A pesar de las promesas de flexibilidad discutidas entre Pedro Sánchez y Mark Rutte, el mensaje es contundente: “No hay plazos ilimitados”. La presión para cumplir con estos objetivos crece, especialmente ante las amenazas globales que enfrentamos. «Nuestros adversarios no esperarán», advirtió Whitaker, subrayando la urgencia de esta situación.
Con un toque crítico hacia el pasado, recordó cómo se quedó corto el compromiso previo del 2% establecido en Gales, llegando solo más de diez años después. Ahora se espera que Europa actúe con rapidez y firmeza para fortalecer ese vínculo trasatlántico tan necesario.
Aunque se ha llegado a un acuerdo en cuanto al gasto militar general hasta 2035, muchos expertos apuntan que España no podrá cumplir sus metas militares sin invertir por encima del 2%. A pesar de lo que digan algunas voces optimistas dentro del Gobierno español sobre poder lograr objetivos estando por debajo de este umbral, las fuentes aliadas son bastante críticas. El peso naval y logístico son claves en esta ecuación y sin inversión adecuada será difícil alcanzar esos estándares requeridos.
Ciertamente, hay quienes ven este acuerdo como algo perjudicial para la organización misma. Algunos diplomáticos han comparado esta situación con el enfoque adoptado por Hungría en temas anteriores y critican abiertamente cómo esto podría debilitar aún más a la OTAN. En definitiva, lo que está en juego es demasiado importante como para dejarlo al azar.