En la calurosa tarde de un 12 de junio en Madrid, nos llega una historia que mezcla política y un poco de drama. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha decidido apuntar sus dardos hacia el gobernador de California, Gavin Newsom. Según Trump, gracias a su intervención federal, Los Ángeles está ahora ‘sana y salva’. Pero lo más sorprendente es su afirmación de que Newsom debería estar agradecido por este ‘rescate’, en lugar de intentar justificar sus fallos.
Un despliegue militar polémico
El clima en la ciudad no era nada fácil. Las protestas se habían desatado tras las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), y según el inquilino de la Casa Blanca, Newsom había perdido completamente el control. Él insiste en que sin la ayuda de la Guardia Nacional y los marines, Los Ángeles habría sido un verdadero caos: “Hubiera sido una escena del crimen como no se había visto en años”, dijo con su característico tono contundente.
Aunque muchos critican este tipo de intervenciones federales, Trump no se detiene. Asegura que si no fuera por los 4.000 miembros de la Guardia Nacional y los 700 marines, la ciudad estaría ardiendo. Y así sigue lanzando declaraciones incendiarias sobre cómo él es quien ha mantenido el orden en medio del tumulto.
La situación refleja cómo la política puede encender pasiones intensas, dejando a muchos preguntándose quién realmente tiene el control y quién debería dar las gracias.