En un giro alarmante de los acontecimientos, una comisión de Naciones Unidas ha hecho sonar la alarma este viernes, dejando claro que el Gobierno de Israel está causando un sufrimiento inimaginable a la población palestina. «Lo que estamos presenciando bien podría ser otra Nakba», señalaron, subrayando con fuerza la gravedad de la situación.
A veces es difícil entenderlo
La denuncia va más allá: las operaciones militares israelíes son descritas como una cortina de humo, encubriendo acciones como el acaparamiento de tierras y la limpieza étnica. Esto no es solo un juego político; es una realidad devastadora donde se desplazan comunidades enteras en favor de colonos.
No es fácil imaginar cómo un gobierno puede aplicar políticas tan crueles, que llevan a matar de hambre a su propia gente mientras camiones repletos de alimentos pasan a escasos kilómetros. La brutalidad se manifiesta también en el uso sistemático de torturas y tratos inhumanos en cárceles que ya no deberían existir en pleno siglo XXI.
Tras cinco días recorriendo Jordania y escuchando a quienes viven esta pesadilla, la comisión dejó claro que Israel actúa con total impunidad, sin temor a rendir cuentas por sus acciones en los territorios ocupados, incluidos los Altos del Golán. Y aunque se hace eco del clamor internacional por el fin del bloqueo humanitario en Gaza y por permitir que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) cumpla su mandato, parece que esas palabras caen en oídos sordos.
“El mundo no puede permanecer callado”, enfatizaron, recordándonos a todos que nuestra responsabilidad no termina al mirar hacia otro lado. La historia nos lo debe: no podemos dejar que el silencio se convierta en complicidad.