El mundo de la música clásica se encuentra de luto tras la muerte de Alfred Brendel, un auténtico gigante del piano que nos dejó el pasado martes a los 94 años en Londres. Este maestro austríaco, conocido por sus interpretaciones magistrales de Beethoven y su pluma reflexiva en ensayos y poemas, hizo vibrar a generaciones enteras.
Recuerdo como si fuera ayer aquel febrero de 2018, cuando tuvimos la fortuna de verle en Palma. El ambiente era electrizante; Óscar Caravaca había organizado un ciclo especial con grandes pianistas y ahí estaba él, el legendario Brendel, frente a nosotros. La sala de Sa Nostra se llenó no solo de aficionados veteranos, sino sobre todo de jóvenes estudiantes. La curiosidad brillaba en sus ojos, ansiosos por escuchar las palabras del mito. Y es que más que un recital convencional, Brendel nos ofreció una charla profunda sobre las sonatas de Schubert: «Las sonatas de Schubert han pasado a ser obras maestras del piano», afirmó con esa pasión que lo caracterizaba.
Un legado imborrable
Aquella noche fue mágica; tenía 87 años pero su espíritu seguía intacto. Había decidido retirarse del escenario diez años antes, sintiendo que ya no podía ofrecer lo mejor de sí mismo. Sin embargo, su legado sigue vivo entre nosotros. No solo los melómanos lo recordarán; incluso aquellos amantes del pop han sido tocados por su estilo único y su forma particular de presentarse al mundo musical.
Como bien dijo Andreu Riera, otro gran pianista presente aquella noche: «El verdadero intérprete del universo pianístico de Schubert es Alfred Brendel». Y así es; cada nota suya resuena aún hoy en nuestras memorias musicales. Su influencia va más allá del tiempo y eso es algo que nadie podrá borrar jamás.