La reconocida cantante Paloma San Basilio está lista para dar un emocionante paso atrás en el mundo de la música. Con Gracias, su gira de despedida, quiere cerrar este capítulo de su vida rodeada de sus fieles seguidores. ¿Por qué decide hacerlo ahora? Ella misma lo explica: «Los ciclos hay que cerrarlos bien». Tras 50 años iluminando los escenarios, siente que es hora de decir adiós, pero no sin antes celebrar esta larga amistad con su público.
Un adiós lleno de energía y alegría
Recuerda cuando conversaba con su hija Ivana, quien le hizo ver que no podía irse sin una última actuación. «Mamá, tienes que hacer una gira de despedida», le dijo, y así fue como nació esta idea tan especial. Paloma nos cuenta con emoción cómo cada concierto se convierte en una fiesta: «No es algo nostálgico; es el cierre de una etapa maravillosa».
A medida que mira hacia atrás, confiesa sentirse sorprendida por lo rápido que ha pasado el tiempo y por todo lo vivido: «Me he dado cuenta de que he disfrutado muchísimo. Soy partidaria de poner todas mis energías en el presente». Y vaya si ha sido un recorrido increíble, donde ha aprendido a disfrutar cada instante.
El espectáculo no es fruto del azar; detrás hay un gran trabajo colaborativo que incluye luces, elementos teatrales y la participación creativa de Ivana en los coros. Todo está cuidadosamente diseñado para crear una experiencia única en cada función.
Pero lo que más va a extrañar son esos momentos intensos del directo: «Todo se toca en el escenario; la energía fluye entre los músicos y yo», dice emocionada. Esa conexión genuina es lo que hace especiales a estos momentos.
La familia juega un papel crucial en su vida profesional y emocional: «Son mi regeneración emocional; me iluminan y me motivan». Cada propuesta nueva tiene el apoyo incondicional de su hija, convirtiendo este proceso en algo más llevadero y lleno de ilusión.
Aunque comenzó con discos hace décadas, la verdadera pasión por los musicales emergió pronto: «Nunca me sentí solo como cantante; siempre quise expresar más». De hecho, al recordar cómo llegó al mundo del teatro musical se ilumina: «Evita fue mi espacio natural».
Ahora también escribe libros como La niña que baila bajo la lluvia, sintiendo esta actividad como un nuevo escenario donde poder comunicarse desde la intimidad.
Palmira observa el panorama actual artístico con nostalgia pero también con preocupación: «Hay tanto ruido hoy en día; a veces creo que falta tiempo para asimilar todo lo nuevo».
Si tuviera que resumir sus 50 años en dos palabras sería aventura y apasionante porque cada experiencia supera cualquier expectativa previa.
Así se despide Paloma San Basilio, dejando tras ella un legado imborrable en nuestros corazones.