En el reciente Gran Premio de Miami, la tensión entre Fernando Alonso y Liam Lawson se ha convertido en uno de los temas más candentes del paddock. Lawson, un piloto que parece estar desesperado por hacerse notar, decidió embestir a Alonso durante el Sprint, lo que desató la ira del asturiano. No es la primera vez que vemos a Lawson buscando protagonismo a cualquier precio; su estilo agresivo está levantando muchas cejas.
Un capítulo lleno de roces y malas decisiones
A pesar de contar con el respaldo de Red Bull para sustituir a Checo Pérez, Lawson no ha logrado demostrar su valía. Con un rendimiento muy por debajo del esperado, ya ni siquiera logra entrar en las rondas finales clasificatorias. Después de varios incidentes en pista y un rendimiento decepcionante con el RB 21, ha visto cómo le han dado la espalda al relegarlo al equipo filial.
La última carrera fue una muestra clara de su falta de juicio. Durante el Sprint, se lanzó contra Alonso sin miramientos, como si no hubiera otro coche en la pista. La respuesta del asturiano fue directa y contundente: “Demasiada acción”, comentó después de la carrera. Su frustración era evidente; no solo se sentía menospreciado por el neozelandés, sino también sorprendido por su actitud desafiante.
Lawson intentó justificar su comportamiento diciendo que había mucha presión sobre él para destacar. Sin embargo, sus maniobras peligrosas podrían costarle caro si sigue ignorando los límites del deporte. Y es que mientras unos luchan por mejorar sus habilidades, otros parecen estar más interesados en crear espectáculo.
Pese al escándalo generado por las acciones de Lawson, Fernando optó por no alimentar más el fuego. Sabedor de que este novato no representa una amenaza real para él y su carrera, prefirió centrarse en lo importante: su equipo y la estrategia a seguir en cada carrera.
Así están las cosas en la Fórmula 1; un mundo donde algunos pilotos buscan reconocimiento arriesgándose demasiado, mientras otros como Alonso saben exactamente cuándo es mejor dejar pasar a quienes solo buscan llamar la atención. Al final del día, todo queda en manos del asfalto y las decisiones tomadas bajo presión.