El Eibar, ese equipo que alguna vez brilló en la categoría, ahora se encuentra en un momento realmente complicado. La última derrota ante el Racing de Santander, un aplastante 4-0, ha dejado a su entrenador, Beñat San José, en una situación delicada. Esta no es solo una caída más; es un grito de auxilio de un equipo que se siente frágil tanto en defensa como en ataque.
Un camino hacia el abismo
Aterrizar en Santander con la esperanza de pasar página tras el duro golpe frente al Zaragoza no ha servido de nada. El partido en El Sardinero solo ha profundizado la crisis de este club que camina peligrosamente hacia el descenso. A pesar de tener tácticas y planes bien elaborados, el Eibar no logra convertir esas ideas en victorias.
Con solo una victoria en los últimos diez partidos y esa fortaleza defensiva que solía ser su mejor aliado ahora hecha trizas (han encajado 17 goles en esos encuentros), la desesperación comienza a calar hondo. Aunque los rivales no crean demasiadas oportunidades claras, cada acercamiento parece convertirse en un golpe mortal. Y lo peor: han recibido ya 12 goles a balón parado esta temporada. ¡Es para tirarse de los pelos!
Lo que vemos sobre el campo refleja una vulnerabilidad alarmante. Este equipo se ha olvidado de cómo dominar las áreas y está dejando escapar puntos cruciales por errores evitables. La presión mental también pesa; perder tantas veces acaba minando la moral y eso es evidente cuando miramos las caras largas de los jugadores al final del último encuentro.
San José busca recuperar aquel juego vibrante que nos prometió al inicio de temporada, pero muchos jugadores simplemente no están a la altura. Martón parece ser el único que aporta algo fresco cuando tiene el balón cerca del área rival. Ahora mismo, conseguir dos victorias seguidas es vital para devolverles algo de confianza y detener esta racha tan negativa.
A medida que pasan las jornadas, la situación del técnico se complica cada vez más. Los resultados son implacables y su futuro pende de un hilo; esos días llenos de ilusión parecen lejanos ya. Aunque todo indica que tendrá otra oportunidad para revertir la situación, está claro que si sigue al mando del banquillo, sus próximos partidos serán finales para él.

