Valencia. Carlos Corberán ha logrado lo que muchos consideraban imposible: transformar al Valencia en un equipo competitivo en la élite del fútbol español. Con 30 puntos en solo 17 partidos, su llegada ha sido como un soplo de aire fresco para una plantilla que parecía condenada a un nuevo descenso. En este tiempo, solo tres titanes –Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid– han podido con su proyecto, mostrando que el camino hacia la Champions no está tan lejos.
Un cambio radical en el banquillo
El entrenador, que llegó de la segunda división inglesa sin apenas experiencia en Primera, se ha ganado a pulso el respeto y cariño de todos. Su meticulosidad y dedicación han hecho maravillas; incluso los más jóvenes como Jesús Vázquez o Fran Pérez han encontrado su lugar bajo su mando. «Cuando llega el jefe a callar», bromeaba Hugo Duro durante una grabación, reflejando cómo el vestuario se ha unido en torno a este nuevo enfoque.
A pesar de las adversidades externas, como la incertidumbre del mercado con Peter Lim al mando y la posible salida de varios jugadores clave, Corberán sigue siendo una figura central. El desafío ahora es mantener esta dinámica positiva mientras trata de evitar que se desmantelen sus logros. La afición respira esperanza y emoción; por fin parece que hay futuro.