El mundo del baloncesto, desde el más humilde aficionado hasta los grandes del deporte, se viste de luto tras la triste noticia de la muerte de Rafael Rullán, un verdadero pionero que marcó el camino para futuras generaciones. A sus 73 años, este mallorquín nacido en Palma en 1952 nos deja con un legado impresionante que va más allá de las canchas. Rullán no solo fue el primer baloncestista olímpico de Baleares, sino también el primero en conseguir una medalla internacional absoluta para España.
Un viaje que comenzó en Sóller
Con tan solo 12 años, y empujado por recomendaciones médicas, comenzó su aventura en el baloncesto en el Colegio Luis Vives de Palma. Desde esos primeros lanzamientos hasta convertirse en un gigante de 2’07 metros, su carrera despegó con la Operación Altura. Al llegar a Madrid a los 15 años, empezó a forjarse una trayectoria imparable. Durante 18 temporadas vistió la camiseta blanca del Real Madrid y acumuló títulos como si fueran caramelos: ¡14 Ligas y 3 Copas de Europa!
Rullán no solo brilló con su equipo; también lo hizo defendiendo los colores de la selección española entre 1971 y 1982. Disputó unos impresionantes 161 partidos, dejando su sello en cada uno de ellos, incluyendo una memorable plata en el Eurobasket del ’73 y participando en los Juegos Olímpicos de Múnich ’72.
A pesar de todos sus logros, muchos sentimos que Mallorca le debe un reconocimiento más grande por todo lo que hizo por el deporte. Su ausencia deja un vacío inmenso pero también nos recuerda lo importante que es valorar a nuestros héroes mientras están con nosotros. Rafa Rullán siempre será recordado no solo como un gran deportista sino como un referente para todos nosotros.