Hoy ha sido un día especial en el Consell de Mallorca. La consellera Antònia Roca ha presentado con orgullo a los primeros beneficiarios de una nueva línea de ayudas destinada a la rehabilitación y conservación de nuestros queridos BICs, esos bienes que cuentan historias y que nos conectan con nuestra rica herencia cultural. Este año, se han destinado nada menos que 650.000 euros para esta causa tan necesaria, permitiendo que propietarios de bienes inmuebles históricos puedan acceder a ayudas de hasta 50.000 euros.
Una mano amiga para el patrimonio mallorquín
Antònia Roca ha dejado claro que esta iniciativa no es solo un apoyo financiero, sino un compromiso profundo: “El patrimonio histórico es un bien colectivo; su cuidado suele depender de manos privadas, y por eso estamos aquí, dispuestos a ayudar a quienes lo cuidan día tras día”. En total, cinco emblemáticos inmuebles han sido seleccionados para recibir ayuda: el palacio Can Vivot en Palma, los Jardines de Alfàbia, Ca n’Horrac de la Torre, el Estudi General Lul·lià y Can Catlar.
Cada uno tiene su propio proyecto en marcha: desde la renovación eléctrica en Can Vivot hasta mejoras en la accesibilidad del Estudi General Lul·lià. Es una manera efectiva de asegurarnos de que estos lugares no solo sobrevivan al paso del tiempo, sino que brillen como merecen.
A pesar del entusiasmo por estas ayudas, hay algo importante que resaltar: sólo cinco proyectos lograron cumplir con todos los requisitos establecidos. De 16 propuestas presentadas, muchas fueron desechadas por detalles técnicos o porque no eran considerados BICs o catalogados adecuadamente. Esto nos recuerda lo fundamental que es cuidar nuestro patrimonio y también estar al tanto de las normativas.