En la antesala del GP de Austria, nos llega una noticia que ha encendido el debate en el paddock: MotoGP presenta un cambio técnico en su centralita electrónica. Después de casi una década con Magnetti Marelli al mando, ahora se introduce un sistema de control de estabilidad que promete mejorar la seguridad en las pistas. Sin embargo, esta novedad ha encontrado más detractores que defensores entre los corredores.
La opinión de los pilotos
La medida busca reducir las caídas por ‘highside’, ese temido momento donde el piloto puede salir volando tras perder el control. El nuevo sistema intervendrá durante las derrapadas al frenar, ajustando el par motor para intentar mantener todo bajo control. Pero aquí está el quid de la cuestión: aunque no es obligatorio adoptarlo, se espera que todos los equipos opten por esta ‘mejora’. Y lo cierto es que muchos pilotos están echando chispas.
Marc Márquez, uno de los más vocales, no se anduvo con rodeos: “Está claro, cuanto más introduzcas en la moto, menos deja al piloto.” Reconoce que facilita el pilotaje pero añade que eso le quita esencia a su trabajo. En la misma línea se pronunció Marco Bezzecchi, quien teme que esto limite la diferencia entre ellos y haga del motociclismo algo menos emocionante.
Pedro Acosta, joven promesa del deporte, enfatiza: “Deberíamos ir en dirección contraria y eliminar estas ayudas”. Mientras tanto, Peco Bagnaia aporta su experiencia personal al respecto. “Es una ventaja; puedes abrir el acelerador mucho más rápido”, comenta. Pero también alerta sobre cómo esto pone a la moto más en manos de la electrónica y no tanto del piloto.
A pesar del descontento generalizado, hay voces discordantes como la de Fabio Quartararo. Él ve este cambio como una oportunidad para mejorar su rendimiento frente a sus rivales: “Para nosotros es positivo porque estamos un poco rezagados en electrónica”. Pero ¿realmente queremos un motociclismo donde las máquinas tengan más protagonismo que quienes las manejan?