Hoy, el Real Club Náutico de Palma se ha convertido en el escenario de una iniciativa que promete cambiar las reglas del juego en el mundo de la navegación. Hablamos de Mar Abierto, un proyecto que permitirá a deportistas con discapacidad participar en regatas tan emblemáticas como el PalmaVela, el Trofeo Princesa Sofía y, como gran cierre, la Copa del Rey MAPFRE de 2026. Esta idea pionera ha generado una oleada de entusiasmo entre los participantes, quienes no ocultan su alegría ante esta oportunidad única.
Un barco para todos
Gabriel Barroso, impulsor del proyecto, nos cuenta que el año pasado realizaron un exhaustivo estudio sobre las embarcaciones adecuadas para hacer realidad este sueño. Los resultados fueron esperanzadores y ya han elegido su barco: un Comuzzi C-32. Este velero tiene características singulares; sus 32 pies y un magic wheel permitirán a los regatistas usar sus sillas de ruedas mientras controlan el timón. ¡Increíble!
La respuesta ha sido abrumadora: ya hay 20 regatistas inscritos procedentes de 9 comunidades autónomas diferentes, listos para afrontar este nuevo desafío con apoyo técnico y logístico proporcionado por la Real Federación Española de Vela. “La implicación es fundamental”, aseguran desde la organización.
A medida que se acercan los meses clave, tienen planes ambiciosos para comenzar a entrenar desde marzo hasta julio del próximo año. El objetivo es claro: demostrar que la vela es un deporte inclusivo y romper barreras sociales a través del mar. Barroso enfatiza que esto envía un mensaje poderoso a toda la sociedad.
Cati Darder, presidenta de la Federación Balear de Vela, añade: “Es un faro de inspiración y superación; aquí la pasión por la vela no conoce límites”. En definitiva, Mar Abierto no solo busca competir en las mejores regatas sino también construir puentes hacia una comunidad más inclusiva.