El pasado miércoles, la Franja de Gaza vivió otra jornada trágica que dejó al menos 35 palestinos muertos por los constantes ataques aéreos del Ejército israelí. Las autoridades de la región no han podido contener su dolor y han denunciado una escalofriante realidad que se repite día tras día. En el barrio de Zeitoun, un edificio fue bombardeado y ahí, al menos 17 almas se apagaron en un instante, según nos cuenta Mahmoud Basal, portavoz de Defensa Civil en Gaza.
Un día más de horror y pérdida
No solo fue Zeitoun el escenario del sufrimiento. En la ciudad de Yabalia, otros cuatro seres humanos perdieron la vida bajo los escombros, mientras que en el campamento de desplazados de Nuseirat se sumaron otros ocho muertos. Este ciclo infernal parece no tener fin. También se registraron ocho muertes más en el barrio de Sheij Raduán, donde familias enteras viven desplazadas y vulnerables.
A lo largo del día nos enteramos con gran tristeza que uno de los fallecidos fue Maruan al Sultán, director del Hospital Indonesio. Un hombre valiente que constantemente había levantado su voz para denunciar las atrocidades y pedir ayuda a la comunidad internacional para proteger a quienes luchan por salvar vidas. El hospital, construido con fondos indonesios, es uno de los pocos que aún funcionan parcialmente en el norte del enclave.
La guerra ha dejado hasta ahora un saldo devastador: más de 57.000 palestinos muertos y más de 134.500 heridos. Y aunque esto pueda parecer solo una cifra fría, cada número representa una vida llena de sueños truncados y familias destrozadas. ¿Hasta cuándo?