En un rincón del Mediterráneo, Sa Pobla está dejando claro que no se va a quedar de brazos cruzados. La comunidad se ha unido para alzar la voz contra el proyecto del tren que atravesará la Marjal, una joya natural que merece ser protegida. Desde las primeras reuniones en el centro cultural hasta las manifestaciones ruidosas en las calles, los vecinos han mostrado su rechazo a lo que consideran una amenaza directa a su forma de vida.
La lucha por lo nuestro
A medida que el turismo comienza a moderarse tras la euforia postpandémica, muchos se preguntan: ¿realmente necesitamos sacrificar nuestra naturaleza por más infraestructura? La respuesta es un rotundo no. Con un creciente sentimiento entre los pobladores, todos están decididos a recordarles a las autoridades que sus tierras y tradiciones son más importantes que cualquier proyecto pasajero. «No vamos a permitir que tiren a la basura lo que tanto hemos cuidado», comenta Marta, una vecina comprometida con la causa.
Así, entre risas y pancartas en mano, Sa Pobla demuestra que cuando se trata de proteger lo nuestro, la unión hace la fuerza. Y aunque los retos son grandes, el espíritu de lucha brilla más fuerte que nunca en esta comunidad vibrante y llena de vida.