En un giro interesante de los acontecimientos, la Asamblea General de Naciones Unidas ha dado luz verde a un presupuesto de 5.380 millones de dólares (cerca de 4.558 millones de euros) destinado a las operaciones de paz para el año fiscal 2025 – 2026. Sin embargo, no todo ha sido un camino llano, ya que una enmienda propuesta por Israel sobre la misión en Líbano ha generado controversia y tensión.
A pesar de que la mayoría del presupuesto se aprobó sin mayores complicaciones, el tema relacionado con la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) tuvo que ser sometido a votación debido a la intervención israelí. Esta modificación fue rechazada con contundencia: solo cinco países apoyaron la enmienda mientras que 83 votaron en contra. ¿El resultado? La resolución sigue adelante, pero no sin sus tensiones.
Tensiones sobre el terreno y respuestas internacionales
Los enfrentamientos entre el Ejército israelí y la FINUL han sido numerosos durante el último año. Desde disparos cerca de bases hasta tanques israelíes irrumpiendo en instalaciones de la ONU; estos incidentes reflejan una relación cada vez más tensa entre ambas partes. Benjamin Netanyahu llegó incluso a sugerir replegar las fuerzas internacionales ante las operaciones contra Hezbolá, lo cual subraya aún más la complejidad del conflicto.
Pese a esta reducción del 3,76% respecto al presupuesto anterior —que era notablemente mayor—, se han aprobado fondos para doce misiones distintas alrededor del mundo, desde África hasta Europa. Con casi 70.000 efectivos, estas operaciones buscan estabilizar regiones conflictivas y ofrecer apoyo a procesos políticos críticos.
No obstante, Chandramouli Ramanathan, interventor general de cuentas de la ONU, expresó su preocupación por los desafíos financieros que enfrenta la organización: “Sin dinero, no hay implementación”, dijo con claridad durante las negociaciones previas. Su mensaje es claro: necesitamos ayuda para superar este obstáculo que lleva afectando a la ONU desde hace décadas.