En el Gran Premio de Austria, Carlos Sainz tuvo que enfrentarse a uno de esos días en los que todo parece ir en su contra. Con el histórico equipo Williams, ha vivido tanto momentos brillantes como otros más oscuros. Sin embargo, este fin de semana fue especialmente duro para él. Tras una serie de problemas mecánicos, el madrileño no pudo siquiera tomar la salida y se sintió frustrado al ver cómo su coche se quedaba parado antes de arrancar.
Un abandono doloroso
“Tuvimos muchos problemas en la carrera y también en la clasificación”, confesó Sainz con un tono resignado después del abandono. En plena vuelta de formación, su Williams dejó de responder, llenándose de humo al final del pit lane. “Salta, tío. El juego se ha terminado”, le dijo rápidamente su ingeniero Gaetan Jego, reflejando la desesperación del momento.
“No podía mover el coche porque estaba frenado por detrás. Al intentar reiniciarlo, volvió a frenar”, continuó explicando Sainz mientras lamentaba que esta primera mitad del año está siendo especialmente pesada para él. Pero a pesar del desánimo, aún hay espacio para la esperanza: “Sabemos que tenemos que trabajar más duro que nunca”. La mala suerte lo persigue; tenía el ritmo necesario pero no pudo demostrarlo y eso le deja un sabor amargo.
El Gran Premio de Austria no fue solo complicado para Sainz; su compañero Albon también abandonó poco después tras haber estado entre los puntos. “Hemos tenido problemas serios: frenos fallidos y sobrecalentamiento del motor nos están haciendo débiles”, valoró con sinceridad Carlos.
Pero siempre hay un rayo de luz al final del túnel y Silverstone les espera pronto. Allí ganó su primera carrera con Ferrari y es considerado ‘circuito de casa’ para Williams. “Solo nos queda apretar los dientes tras un fin de semana pobre”, afirmó Sainz con determinación.
Con la confianza intacta en sus capacidades y las del equipo, concluyó optimista: “Sigo confiando al 100% en nuestra capacidad para ejecutar fines de semana perfectos. Los mejores resultados no tardarán en llegar”. Para Sainz, Austria será solo un mal recuerdo; ahora toca mirar hacia adelante.