En una noche que no olvidarán pronto, la Fuerza Aérea de Ucrania ha dado la voz de alarma: casi 480 drones y más de 50 misiles han sido disparados por Rusia en uno de los asaltos más brutales desde el inicio del conflicto. Aunque Kiev logró repeler gran parte del ataque, no sin consecuencias: seis heridos y un trágico fallecimiento marcan esta jornada oscura.
El héroe caído en combate ha sido identificado como el coronel Maksim Ustimenko, un joven piloto de solo 32 años que perdió la vida al intentar defender su patria durante este bombardeo devastador. La noticia nos deja un sabor amargo; cada pérdida pesa como una roca en el corazón.
Un ataque coordinado que deja huella
Los ataques alcanzaron hasta seis regiones del país, dejando a su paso daños importantes en edificios residenciales y un goteo constante de desesperación entre la población civil. Cherkasi fue la región más golpeada, donde se registraron los seis heridos cuyo estado es delicado. Además, Leópolis, Poltava, Zaporiyia, Járkov y Mikolaiv también sintieron el peso de esta agresión.
A pesar de los esfuerzos titánicos por detener esta ofensiva, las cifras son escalofriantes: 477 vehículos aéreos no tripulados, incluyendo drones tipo Shahed y varios otros modelos, además de 41 misiles crucero Iskander-K y otros proyectiles letales. El ejército ucraniano confirmó que 475 objetivos rusos fueron neutralizados, pero eso no cambia la realidad cruda que enfrentan día tras día.
No podemos mirar hacia otro lado; estos ataques son un recordatorio brutal del sufrimiento y la lucha constante por sobrevivir en medio del caos. La comunidad internacional observa mientras el Kremlin continúa lanzando amenazas sobre lo que podría venir si se intensifican estas hostilidades.