El mundo del motociclismo siempre tiene algo emocionante que ofrecer, y esta vez le tocó a Pedro Acosta, el joven piloto murciano que ha captado la atención de todos. Tras su paso por el GP de Italia en Mugello, decidió hacer una parada no programada antes de regresar a casa. Su destino: el museo de Ducati en Borgo Panigale. ¿La razón? Ver la famosa moto de Casey Stoner.
Un viaje lleno de pasión por las motos
Acosta es un chico diferente, no se deja llevar por lo que opinen los demás. Con esa actitud desenfadada, se plantó en el museo un lunes a primera hora, cuando todo estaba tranquilo y casi desierto. «Me gusta ver museos y si son de motos, mejor», confesó con una sonrisa. Mientras recorría las instalaciones, no podía ocultar su entusiasmo al pensar en la historia detrás de cada máquina.
«Estuve en el museo de Lamborghini también», añadió emocionado, pero fue sin duda la moto de Stoner la que más le intrigaba. «No es muy grande, pero tenía mucho interés en verla porque había admirado su diseño cuando estuve en Japón», explicó mientras recordaba ese momento tan especial.
A pesar del silencio del lugar y la ausencia de personal que pudiera alimentarle rumores sobre su futuro con Ducati –se habla mucho sobre un posible cambio hacia el equipo VR46– Pedro se centró en disfrutar cada rincón del museo. “Sólo vi las motos y lo disfruté”, dijo sin titubear.
Reflexionando sobre su carrera y el estado actual del motociclismo, no pudo evitar lanzar una crítica al presente: “Las motos han evolucionado tanto… Antes eran más simples”. El bicampeón se preocupa por encontrar esa regularidad que tanto ansía; reconoce que les cuesta a las KTM conseguir dos fines de semana buenos consecutivos.
A medida que se acerca el GP de los Países Bajos, Pedro sigue manteniendo sus expectativas altas aunque sabe que no hay novedades técnicas significativas en horizonte: “No tengo nada ni espero nada grande hasta verano”, concluyó con un aire resignado pero optimista.