En el corazón de Palma, un capítulo importante está a punto de cerrarse. La Comisión de Catálogo y Centro Histórico ha dado luz verde al derribo del emblemático edificio en la calle 31 de Desembre. Pero no es solo un simple desalojo; aquí hay una historia detrás que merece ser contada. El regidor de Urbanismo, Óscar Fidalgo, nos lo ha contado en una rueda de prensa llena de matices.
Después de una polémica que dejó a muchos con un mal sabor de boca por la demolición del inmueble, la promotora se ha movido rápido para presentar su propuesta ante el Ayuntamiento. Y este martes, finalmente se ha tramitado. Aunque ya contaban con licencia para derribar (que había estado suspendida), ahora están listos para comenzar los trabajos.
¿Es realmente necesario tirar a la basura nuestra historia?
Pero aquí viene lo jugoso: el nuevo proyecto quiere replicar el edificio original diseñado por Gaspar Bennàssar, aunque con más altura. Sin embargo, esta idea no convence a todos. La asociación ARCA ha alzado la voz advirtiendo que esto podría «falsear la autenticidad del rastro histórico», cuando en realidad podríamos conservar algo tan valioso como su fachada.
Fidalgo defiende su postura asegurando que la fachada actual es «poco fiel» a lo que fue concebido por Bennàssar y menciona problemas estructurales graves que han llevado al colapso parcial del edificio. Es decir, los daños son reales y preocupantes.
Aprovechando esta onda de cambios, también se han aprobado modificaciones en otro edificio cercano en la calle Campaner, que se transformará en un establecimiento turístico tras recibir luz verde desde 2017. Sin embargo, ahí también hay advertencias sobre elementos patrimoniales que deben ser preservados durante las obras.
Se rumorea incluso sobre un refugio antiaéreo encontrado durante las excavaciones; ¡todo un tesoro escondido! Y claro, como si fuera poco, se va a reubicar el ascensor para cuidar unos muros históricos.
Así que mientras algunos celebran los nuevos comienzos y otros lamentan las pérdidas, nos queda reflexionar sobre cómo estamos manejando nuestro patrimonio histórico en este continuo tira y afloja entre modernidad y tradición.