La historia del Real Oviedo es un relato de superación, donde el dolor y la lucha han sido compañeros constantes. Después de 24 años alejados de la élite, el equipo ha logrado lo que muchos pensaron imposible: regresar a Primera División. Fue una noche mágica en la que los corazones de los aficionados latían al unísono, llenos de esperanza y emoción.
Un ascenso inolvidable
El partido contra el Mirandés fue un auténtico desafío, pero el Oviedo demostró que el espíritu de lucha nunca se había apagado. Con un marcador final de 3-1, los jugadores dejaron claro que están listos para enfrentar lo que venga. La prórroga fue un torbellino de emociones, y al final, la fiesta estalló en las gradas; lágrimas, risas y abrazos se entrelazaban en una celebración tan esperada como merecida.
Aunque el camino ha sido arduo —cayendo hasta Tercera y estando al borde del abismo— hoy podemos decirlo alto y claro: el Real Oviedo está de vuelta. Esta vuelta no solo es un triunfo deportivo; es una victoria para todos aquellos que nunca dejaron de creer. En las calles de Oviedo, la alegría se siente palpable; tras años difíciles, ahora miramos hacia adelante con ilusión renovada.