La historia de Emma Raducanu ha tomado un giro inesperado, pero necesario. Este año, la tenista británica se vio envuelta en una situación angustiante cuando un hombre, al que se le había impuesto una orden de alejamiento por acosarla, intentó comprar entradas para Wimbledon. Afortunadamente, el torneo no ha dudado en actuar y lo ha bloqueado antes de que pudiera acercarse.
Un incidente preocupante
Este individuo, cuyo nombre permanece en el anonimato, ya había creado un clima incómodo durante el torneo de Dubai. Allí, Raducanu sufrió un colapso emocional al detectar su presencia entre el público. La tensión era palpable; la policía intervino y lo arrestó tras este desagradable episodio. Aunque ella decidió retirar la denuncia posteriormente, está claro que esos momentos dejan huella.
Desde entonces, Raducanu ha compartido cómo su vida ha cambiado: “Obviamente soy precavida cuando salgo”, confesó. Es triste tener que vivir así, con esa sensación constante de alerta. Nadie debería pasar por eso.
No solo es ella quien está lidiando con estas situaciones; Katie Boulter también ha levantado la voz sobre el acoso en redes sociales. Ella señala cómo muchos deportistas son objeto de amenazas y abusos online, muchas veces provenientes de apostadores descontentos. “Esto simplemente demuestra lo vulnerables que somos”, lamenta Boulter. Sin duda, ambos casos resaltan un problema más amplio dentro del deporte: la falta de seguridad y respeto hacia los atletas.