Las 24 Horas de Le Mans, una de las competiciones más emblemáticas del automovilismo, han dejado a muchos con un sabor amargo, especialmente a Miguel Molina y su equipo. Después de una intensa carrera, donde lograron un meritorio cuarto puesto, la alegría se desvaneció como un suspiro cuando el Ferrari #50 fue descalificado por una irregularidad técnica.
Los comisarios decidieron inspeccionar varios vehículos al término de la carrera. Todos pasaron las verificaciones excepto el nuestro. La razón: un problema con el alerón posterior, que se flexionó más allá de lo permitido por el reglamento. En lugar de los 15 mm establecidos, ¡el alerón flectó 52 mm! ¿Quién puede entender esto? Lo que parecía ser un gran resultado se convirtió en una decepción rotunda.
Adiós a las esperanzas del Mundial
Con esta descalificación, no solo perdemos esos puntos vitales para la clasificación mundial, sino que también despedimos cualquier esperanza de título. El sueño se esfumó y ahora estamos a 48 puntos de distancia del líder. Es casi como si nos hubieran tirado a la basura nuestras aspiraciones tras tantas horas de esfuerzo y dedicación.
Molina y sus compañeros, Antonio Fuoco y Nicklas Nielsen, ahora miran hacia adelante con la tristeza en el corazón pero con la determinación intacta. Sabemos que esto es parte del juego; sin embargo, ¿cuánto más podemos soportar? La lucha continúa, pero este golpe pesa sobre nuestros hombros como un lastre difícil de quitar.