La tensión en el Medio Oriente se ha disparado. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ha lanzado una amenaza contundente: si el Ejército iraní no cesa sus ataques, Teherán podría convertirse en un mar de llamas. Esta advertencia llega después de que las fuerzas israelíes llevaran a cabo bombardeos que, según ellos, han debilitado significativamente los sistemas de defensa de la capital iraní.
Una situación crítica
Los altos mandos del Ejército israelí están convencidos de que ya tienen vía libre para actuar. En un comunicado conjunto, tanto el jefe del Estado Mayor como el líder de la Fuerza Aérea han declarado que «el camino hacia Teherán está pavimentado» y pronto comenzarán operaciones contra la ciudad. Más de 70 aviones participaron en una operación nocturna que duró dos horas y media, destruyendo más de 40 objetivos sin apenas resistencia.
El portavoz militar afirmó con seguridad que “Teherán ya no es inmune”, dejando claro que cualquier intento por parte del régimen iraní solo conducirá a más violencia. Katz no se detuvo ahí; también aprovechó para acusar al líder supremo iraní, Ali Jamenei, de convertir a los ciudadanos iranies en rehenes mientras estos sufren las consecuencias del conflicto.
A medida que la situación evoluciona y las tensiones aumentan, nos encontramos ante un escenario complicado donde el diálogo parece haber sido tirado a la basura. ¿Qué futuro le espera a esta región?