En una mañana que prometía ser tranquila, la Policía Local de Palma se encontró con un espectáculo nada agradable en el aparcamiento de un conocido centro comercial. Cuatro conductores, aprovechándose de las tarjetas de Personas con Movilidad Reducida (PMR), estaban haciendo uso fraudulento de estas fichas, dejando claro que no todos respetan las normas.
El control que destapó la trampa
Fue el pasado viernes cuando los agentes de la Unidad Motorizada decidieron realizar un control en el parking del establecimiento situado en el barrio del Coll d’en Rabassa. Lo que encontraron no solo fue sorprendente, sino también indignante: cuatro vehículos haciendo uso indebido de estas tarjetas. Las sanciones para estos infractores pueden oscilar entre los 300 y los 6.000 euros, una cifra que debería hacerles pensar dos veces antes de tirar a la basura la ética.
Entre lo hallado por los funcionarios había una tarjeta fotocopiada, otra caducada, e incluso una perteneciente a una persona fallecida. ¿Hasta dónde puede llegar la desfachatez? La Policía Local ha querido dejar claro en su comunicado que están comprometidos con la normativa de accesibilidad, algo esencial para garantizar los derechos y autonomía de quienes realmente lo necesitan. Estos controles son fundamentales para evitar el abuso y asegurar que cada espacio sea verdaderamente accesible para todos.