En un día que debería haber sido de celebración y apoyo, el clima se tornó sombrío en Bogotá. Miguel Uribe Turbay, aspirante a la presidencia por el partido Centro Democrático, fue víctima de un ataque a balas mientras saludaba a sus seguidores en Fontibón. En ese momento, alrededor de veinte personas se encontraban allí, compartiendo ilusiones y esperanzas. Pero todo cambió cuando un grupo armado le disparó por la espalda.
La reacción inmediata ante un hecho atroz
Como si no bastara con lo ocurrido, la Policía detuvo a un menor que supuestamente participó en este atentado. Este chico no solo estuvo involucrado en el ataque; también resultó herido y tuvo que ser llevado al hospital para recibir atención médica. Además, dos civiles más, una mujer y un hombre presentes en el evento, sufrieron lesiones durante esta situación aterradora.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, no tardó en confirmar la detención y destacó que toda la red hospitalaria estaba lista para actuar ante cualquier eventualidad relacionada con Uribe. Un hecho tan grave exige respuestas rápidas y efectivas. El director de la Policía, general Carlos Fernando Triana, habló sobre las acciones que están tomando: “Estamos realizando una revisión exhaustiva del lugar para identificar a los responsables de este acto abominable”.
Y como si no fuera suficiente con este caos, el ministro de Defensa anunció una recompensa millonaria para quienes ofrezcan información sobre los atacantes. “Este ataque va más allá del senador; es un asalto directo a nuestra democracia”, sentenció el Gobierno colombiano.
A raíz de estos sucesos trágicos, Gustavo Petro decidió suspender su viaje programado a Francia. La presencia del presidente era fundamental en momentos como este; su compromiso con la protección de todos los actores democráticos era innegable.
Petro expresó su profundo pesar: “Colombia da la bienvenida al mundo y no asesina a aquellos que vienen de lejos”. Su solidaridad hacia las familias afectadas resonó fuerte: “No sé cómo mitigar su dolor”. La comunidad internacional ha reaccionado ante esta violencia inaceptable; desde expresidentes hasta líderes actuales han mostrado su rechazo categórico ante lo sucedido.
Así se vive hoy Colombia: entre ilusiones truncadas y una lucha constante por defender la vida y los valores democráticos.