En un rincón de Palma, María del Mar Matas se alza como una voz potente en el mundo cultural. Al frente de Apropa Cultura, ella nos recuerda que garantizar el acceso a la cultura no es una cuestión de caridad, sino de justicia social. Esta red conecta a programadores culturales con entidades sociales, rompiendo las barreras que impiden que las personas en situación de vulnerabilidad accedan a espectáculos y museos. Y lo ha logrado: en solo cuatro años, más de 53.000 ciudadanos han podido disfrutar de experiencias culturales.
Un puente hacia la inclusión cultural
Apropa Cultura comenzó su andadura en Barcelona y desde 2021 ha echado raíces en Mallorca y Menorca. Con 49 programadores culturales y casi 300 centros sociales involucrados, esta iniciativa está transformando vidas. «Cada año somos más», dice María del Mar con entusiasmo. Pero, ¿qué significa esto realmente? Significa que se están uniendo esfuerzos para asegurar que nadie quede fuera del disfrute cultural.
No podemos ignorar lo que una protagonista de su campaña Sense Filtres menciona: “Comprar una entrada para un espectáculo es mucho más fácil para un turista alemán que para alguien con discapacidad”. Aunque pueda sonar gracioso en el video paródico, encierra una realidad dura que todavía persiste: los espacios culturales deben adaptarse para ser verdaderamente accesibles.
¿Y por qué es tan importante garantizar este derecho? La respuesta es sencilla: porque la participación cultural debería ser universal. No deberíamos olvidar que la accesibilidad va mucho más allá de tener una rampa; incluye recursos vitales para permitir a todos ejercer su derecho sin limitaciones. A menudo, los discursos culturales son exclusivos y dejan fuera muchas realidades valiosas.
María del Mar tiene claro el objetivo final: democratizar la cultura y dignificar el acceso a propuestas culturales financiadas públicamente. Ella anima tanto a entidades como a usuarios a exigir sus derechos porque si no se reclama lo necesario, nunca habrá cambios significativos.
Aunque el camino hacia la plena accesibilidad aún está lleno de obstáculos, cada pequeña victoria cuenta. Las reformas estructurales y planes sostenidos son esenciales; debemos pensar en la accesibilidad desde el diseño inicial y no como un parche tardío.
El reto ahora es mantener esa estabilidad financiera necesaria para seguir adelante. A pesar del vértigo e incertidumbre al inicio de cada año, María del Mar sigue viendo esperanza gracias al apoyo creciente y al compromiso social palpable.
No hay nada comparable a ver cómo alguien descubre el teatro o un concierto por primera vez; ese momento mágico abre puertas al conocimiento y alimenta el alma. La cultura mejora nuestra salud emocional y fomenta un espíritu crítico vital. Así que sí, garantizar el acceso a la cultura no solo es justo; es esencial para construir una sociedad más equitativa.